“En los últimos años
se han puesto de moda las discusiones sobre la imagen. Sin embargo, en
las formas de referirse a la imagen se ponen de manifiesto discrepancias
que permanecen inadvertidas sólo debido a que una y otra vez aparece el
término imagen como un narcótico, ocultando el hecho de que no se está
hablando de las mismas imágenes, aun cuando se arroje este término como
un ancla en las oscuras profundidades de la comprensión. En los
discursos sobre la imagen constantemente se llega a indefiniciones.
Algunos dan la impresión de circular sin cuerpo, como ni siquiera lo
hacen las imágenes de las ideas y del recuerdo, que en efecto ocupan
nuestro propio cuerpo. Algunos igualan las imágenes en general con el
campo de lo visual, con lo que es imagen todo lo que vemos, y nada queda
como imagen en tanto significado simbólico. Otros identifican las
imágenes de manera global con signos icónicos, ligados por una relación
de semejanza a una realidad que no es imagen, y que permanece por encima
de la imagen. Por último, está el discurso del arte, que ignora las
imágenes profanas, o sea las que existen en la actualidad en el exterior
de los museos (los nuevos templos), o que pretende proteger el arte de
todos loa interrogantes sobre las imágenes que le roban el monopolio de
la atención. Con esto surge una nueva pugna por las imágenes, en la que
se lucha por los monopolios de la definición. No solamente hablamos de
muy distintas imágenes de la misma forma, también aplicamos a imágenes
del mismo tipo discursos muy diferentes.”
Hans Belting, Antropología de la imagen. katz, 2007.
http://revista-sanssoleil.com/
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