Mediada por un cristal



El láser no es infalible y no puede con el queratococo congénito que modifica mi cornea y la hace adoptar forma de pera. El negocio de la corrección de visión por láser tiene sus límites y mi dinero no vale para dejar de depender por fin de las malditas gafas. No me operan. Mi ojo no lo permite, mis condiciones genéticas no me hacen 'apta' para la cirugía. Seguiré viendo dos versiones del mundo: Una, borrosa, sin detalles, deslocalizada; otra, más nítida y clara, pero con marco. La topografía de mis ojos, sus líquidos vítreos se degeneran como les da la gana y debo seguir atada a los lentes que ya hacen parte de mi carácter, de mi empaque, de mi estuche.

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